Corrales del Dragón

El domingo pasado –viento fuerte y helado del NE- era el día ideal para navegar viento en popa. Dicho y hecho: a Venta de Baños en tren para volver a Pucela rodando. No es la primera vez.

Después de parar junto al Pisuerga en el puente , tomamos la cañada real Burgalesa -uno de sus muchos ramales- al poco de salir de Tariego por la carretera de Cevico de la Torre; está señalada y aun conserva buena parte de su trazado.

Primera sorpresa: los corrales del Dragón, junto a la cañada, ya en el término de Cevico. Curiosísimos. Un chozo de buen porte, con entrada desde el exterior de los corrales, y otro dentro del recinto, de peculiar construcción que consta de dos chozos circulares unidos mediante una galería o corredor, todo en piedra caliza, claro. La puerta, alta y hacia el sur, con un hueco  encima para iluminar el recinto. Ni al entrar ni al circular dentro es preciso agacharse. Lo del Dragón debe ser porque la disposición de este chozo recuerda esa figura (la puerta, la boca; el corredor, el cuello fuerte; el chozo-cámara, el cuerpo; las piedras, las grandes escamas, y está como agazapado esperando caer sobre una supuesta presa…). Después de ver centenares de chozos en esta comarca y en las limítrofes, ninguno como éste. Más bien, nos trae a la memoria la planta del sepulcro de los Zumacales en Simancas y otras construcciones megalíticas españolas. Se encuentra sobre el páramo, cerca del cerral.  Es una pena, pues está empezando a caerse. El dueño (?) o el ayuntamiento de Cevico deberían conservar esta joya y declararlo monumento pastoril. O algo así.

Cerca, sobre el mismo páramo, pudimos ver otros dos chozos, el primero a doscientos metros de la cañada, antes de salir del término de Tariego y en ruinas, y el segundo en el pico del Águila, antes de descender al valle, en buen estado y con el corral en uso.

El resto del viaje tuvo menos sorpresas: bajada por un despeñadero al valle de Cevico, subida entre robles al páramo de los Infantes, charcos helados, descenso entre el Condutero y la Mambla, visita a la iglesia ¡de planta exagonal y recién restaurada! de Valoria la Buena, que estaba abierta por ser domingo; bocadillo en las peñas de Gozón viendo sobrevolar halcones a nuestros pies y rodada rápida por la sirga del canal hasta Valladolid. ¡Brrr qué frío!

 

El domingo pasado –viento fuerte y helado del NE- era el día ideal para navegar viento en popa. Dicho y hecho: a Venta de Baños en tren para volver a Pucela rodando.

 

Después de para junto al Pisuerga en el puente de Tariego, tomamos la cañada real burgalesa, que aun conserva buena parte de su trazado. (se coge en la carretera de Cevico de la Torre).

 

Primera sorpresa: los corrales del Dragón, junto a la cañada, ya en el término de Cevico. Curiosísimos. Un chozo de buen porte, con entrada desde el exterior de los corrales, y otro dentro del recinto, de peculiar construcción que consta de dos chozos unidos mediante una galería o corredor, todo en piedra caliza, claro. La puerta, alta y hacia el sur, con una especie de hueco o ventana encima para iluminar el recinto. Ni al entrar ni al circular por el interior es preciso agacharse. Lo del Dragón debe ser porque la disposición de este chozo recuerda la figura de un dragón (la puerta, la boca; el corredor, el cuello fuerte; el chozo-cámara, el cuerpo; las piedras, las grandes escamas, y está como agazapado esperando caer sobre su presa…). Después de ver centenares de chozos en esta comarca y en las próximas, ninguno como éste. Más bien, nos trae a la memoria la planta de los Zumacales en Simancas y de otras construcciones megalíticas españolas. Se encuentra sobre el páramo, cerca del cerral  Es una pena, pues está empezando a caerse. El dueño (?) o el ayuntamiento de Cevico debería conservar esta joya y declararlo monumento pastoril. O algo así.

 

El domingo pasado –viento fuerte y helado del NE- era el día ideal para navegar viento en popa. Dicho y hecho: a Venta de Baños en tren para volver a Pucela rodando.

Después de para junto al Pisuerga en el puente de Tariego, tomamos la cañada real burgalesa, que aun conserva buena parte de su trazado. (se coge en la carretera de Cevico de la Torre).

Primera sorpresa: los corrales del Dragón, junto a la cañada, ya en el término de Cevico. Curiosísimos. Un chozo de buen porte, con entrada desde el exterior de los corrales, y otro dentro del recinto, de peculiar construcción que consta de dos chozos unidos mediante una galería o corredor, todo en piedra caliza, claro. La puerta, alta y hacia el sur, con una especie de hueco o ventana encima para iluminar el recinto. Ni al entrar ni al circular por el interior es preciso agacharse. Lo del Dragón debe ser porque la disposición de este chozo recuerda la figura de un dragón (la puerta, la boca; el corredor, el cuello fuerte; el chozo-cámara, el cuerpo; las piedras, las grandes escamas, y está como agazapado esperando caer sobre su presa…). Después de ver centenares de chozos en esta comarca y en las próximas, ninguno como éste. Más bien, nos trae a la memoria la planta de los Zumacales en Simancas y de otras construcciones megalíticas españolas. Se encuentra sobre el páramo, cerca del cerral  Es una pena, pues está empezando a caerse. El dueño (?) o el ayuntamiento de Cevico debería conservar esta joya y declararlo monumento pastoril. O algo así.

Cerca, sobre el mismo páramo, pudimos ver otros dos chozos, el primero a doscientos metros de la cañada, antes de salir del término Tariego y en ruinas, y el segundo en el pico del Águila, antes de descender al valle y con el corral en uso.

El resto del viaje tuvo menos sorpresas: bajada en directo al valle de Cevico, subida al entre robles al páramo de los Infantes, descenso entre el Condutero y la Mambla, visita a la iglesia ¡de planta exagonal y recién restaurada! de Valoria la Buena, que estaba abierta por ser domingo; bocadillo en los altos de Gozón viendo sobrevolar halcones a nuestros pies y rodada rápida por la sirga del canal hasta Valladolid. ¡Brrr qué frío!

Cerca, sobre el mismo páramo, pudimos ver otros dos chozos, el primero a doscientos metros de la cañada, antes de salir del término Tariego y en ruinas, y el segundo en el pico del Águila, antes de descender al valle y con el corral en uso.

 

El resto del viaje tuvo menos sorpresas: bajada en directo al valle de Cevico, subida al entre robles al páramo de los Infantes, descenso entre el Condutero y la Mambla, visita a la iglesia ¡de planta exagonal y recién restaurada! de Valoria la Buena, que estaba abierta por ser domingo; bocadillo en los altos de Gozón viendo sobrevolar halcones a nuestros pies y rodada rápida por la sirga del canal hasta Valladolid. ¡Brrr qué frío!

Autor: piscatorem

Los autores de este blog somos Federico Sanz (textos, fotos) y Óscar Domínguez (mapas, documentación). Tenemos escritos 7 libros de viajes y rutas, y un montón de artículos en diferentes revistas. Además, seguimos saliendo en bici todas las semanas. Si quieres, estas invitad@.

4 opiniones en “Corrales del Dragón”

  1. Es imponente ese chozo y tienes razón con respecto a que más parece un monumento megalítico que un chozo habitual… Qué no se caiga, por favor…
    Me lo apunto para verlo, y la iglesia de Valoria…también.

    Besotes!!!

  2. No se llama «del Dragón», sino «Daragón».
    Tiene esa original forma porque, a diferencia de los chozos normales, que servían de cobijo al pastor, éste también es para el ganado.
    Se ha conservado estupendamente debido a que los pastores que tenían la suerte por esa zona, se esmeraban en cuidarlo y han reparado desinteresadamente los desperfectos. Sirva este comentario como homenaje a dichos pastores.
    Por lo que yo sé, es único en la zona y merece la pena visitarlo. Debemos hacer un llamamiento a quien corresponda para ayudar a conservar esta joya.
    Saludos.

  3. Pues no. El pastor que me lo comentó, no pronunciaba bien, y parece ser que sí se llaman corrales del dragón.
    Se están hundiendo y hay que darse prisa para poder apreciarlo antes de que desaparezca.

  4. Un llamativo chozo que merece la pena conservar, como también estaría bien que se pudieran conservar todos los chozos de piedra tan típicos de esta zona, yo soy de Villavaquerín y en el término de mi pueblo todavía hay unos cuantos, seria una pena que se perdiesen, en tierras de Lérida hay chozos y casetas similares y los consideran tan típicos que hasta a algunos les ponen arriba la senyera. un saludo

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