Después de recorrer las navas de Wamba y Peñaflor, nos quedaba otra en la misma zona de páramo: la de Torrelobatón. Y allá nos fuimos algunos.
Esta es distinta, pues los agricultores de la comarca han construido un desagüe para asegurar que sus cosechas no se inundan. Y ha sido relativamente fácil hacerlo, pues entre los bordes del páramo y de la nava, la distancia –o sea, el grosor del dique– tendrá como 150 metros. La conducción irá unos 12 o 15 metros por debajo de la superficie normal del páramo. Lo que no está claro es si los grandes agujeros desde los que se ve la conducción son naturales –dolinas en forma de embudo- o artificiales. Sea como fuere, lo cierto es que la nava ya no se inunda por mucho que llueva.
La nava tiene forma de óvalo irregular y, curiosamente, se encuentra rodeada de vías pecuarias, entre las que destaca un importante ramal de la Cañada Real Leonesa. La cruzan varios caminos que se adornan con hileras de acacias –de la época de la concentración parcelaria- y almendros. Ahora ofrece una idílica imagen pastoril pues parece una inmensa pradera, si bien no es otra cosa que el cereal creciendo. Quedan todavía los restos de un chozo de pastor, testigo mudo de lo que antaño significaron estas tierras.
Otra cosa que llama la atención en sus alrededores es la gran cantidad de piedra caliza, de todos los tamaños, que vemos sobre la superficie del páramo. Hasta parece imposible que pueda crecer algún cultivo. Además, los límites de las tierras de labor se parecen a los lindones de algunas zonas de Tierra de Campos pero sin encinas.
Vemos que los pozos –todos con su correspondiente abrevadero- tienen el ras del agua al mismo nivel del suelo que pisamos, tan alto está por aquí el nivel freático.
Finalmente, vimos un corral en forma de cuadrilátero –de una media hectárea de superficie- con una tapia en piedra perfectamente trabajada y ordenada. Parecía, más bien, el vallado de un huerto urbano.
Ya de vuelta nos refrescamos en la fuente de los Cañicos y, después de disfrutar de otro agradable paseo por el páramo de la ribera izquierda del Hontanija, nos dejamos caer, rodando, sobre Castrodeza. Los almendros estaban perdiendo ya su flor.
Entres tantas lagunas, navas, lavajos, bodones, etc. un miembro del foro Naturolid ha dejado este enlace:
http://jesusantaroca.wordpress.com/2012/06/13/lugar-de-abundante-pesca/
Un saludo y a seguir recorriendo provincia e informando a los que estamos fuera de cómo están las cosas por esas tierras.
Es impresionante que antaño hubiera tanta pesca en unas lagunas que hoy están secas la mayoría de los años. También es cierto que he llegado a conocer la laguna que dio el nombre a Laguna de Duero rebosando de peces, todavía a principios de los 70…