
El día del Pilar lo celebramos con un paseo matutino por el este de los montes Torozos, o sea, por los montes de Mucientes y Villalba de los Alcores. Mira que uno ha rodado por ahí (casi) cientos de veces. Pero, nada, no te acostumbras. Esta vez, saliendo de Mucientes, llevamos a un buen grupo de amigos a rodar y respirar por los Torozos, y quedaron asombrados de todo lo que vieron: acercamiento por la Casa Negra; recorrido por el sendero entre robles que ahora forma la cañada de Valladolid; camino de Carraperalejo para descubrir la peculiar división de propiedades con hileras de encinas corpulentas, hasta las proximidades del pozo de Navalva; vuelta por el camino de Villalba a Cigales y, finalmente, descenso a Mucientes por el camino de Ampudia. ¡Todo un descubrimiento para los neófitos!

Eso sí, la sequía ya se notaba demasiado hasta en estos lugares del páramo en los que incluso en pleno verano hay abundante pasto verde. Todo estaba de un amarillo preocupante. Los robles, tan lentos en recibir el otoño, mostraban abundante hoja amarilla, cansada de soportar la falta de humedad… Arriba, los buitres volaban en círculo intentando descubrir comida y las urracas, grajos y ratoneros seguían, como siempre, a lo suyo. El bosque no nos dejó ver los molinos, algo es algo.

Aquí dejo el trayecto seguido, de unos 32 km.