¡Qué frío! ¡Qué viento! ¡Cuánto ha llovido! Sí, todo eso es cierto. Pero también lo es que hay que seguir saliendo en bici el fin de semana para airearse un poco y continuar trabajando bien la semana siguiente.
De manera que el campo, más solitario que nunca de paseantes y ciclistas nos esperaba también el pasado domingo. ¿Qué tal un paseo entre Serrada y La Seca? Agua habrá, seguro, pero barro, ni un centímetro. Y así fue.
De Serrada tomamos el camino de San Martín del Monte por la zona de las lomas. Nos sorprendió el buen porte de algunas encimas que encontramos al pasar. Y el paisaje del amplio valle del arroyo de Serrada, con el monte de las Monjas al otro lado. En San Martín nos dimos la vuelta para tomar la cañada del Pinar que nos condujo hasta las proximidades de la fuente –más bien charca o pozo- de la Miel. Cerca, algunas setas de cardo sobrevivían heladas.
Y de aquí, ¡a rodar entre viñas y majuelos! Muchos se encontraban totalmente encharcados. En otros, al acercarte te hundías como si estuvieras sobre arenas movedizas. Al fondo, el valle del Duero con preciosos panoramas: las laderas de Torozos, Velliza, Matilla; más cerca la torre de Santa María en Tordesillas… Junto al caminos, una cruz señala y recuerda una muerte para nosotros anónima.
Aproximación a La Seca, luego a Rueda, cañadas, viñas, praderías, tierras recién sembradas, también bodegas modernas que mostrar cierto arte… un bonito panorama para un día desapacible. Los últimos kilómetros fueron especialmente placenteros, pues el viento daba en la popa. Y con 38 km en cada rueda estábamos de nuevo en Serrada.
Bonito nombre para una fuente.
Saludo cordial