Otra larga cabalgada por Tierra de Pinares. Es donde mejor sigue estando el terreno, pues en el páramo hay de todo, desde caminos totalmente encharcados hasta pistas en las que el firme está más que aceptable. Pero en Pinares y Medina los trayectos son, ahora, más seguros.
Villalba de Adaja vive entre pinares y viñedos. El las orilla del río hay patos y aves variadas, aunque ahora la ribera está mustia, esperando la primavera. Si nos acercamos a sauces, chopos o almendros, veremos que tienen las yemas preparadas para cuando la climatología disponga el momento de la salida.
Enseguida llegamos a la fuente de Aguanverde: antaño debió ser muy útil para regar la huerta próxima y dar de beber a rebaños y animales de tiro, pero hoy está más bien abandonada. Al pasar por estos pagos vemos a lo lejos las ruinas del castillo de Pozaldez, que conocemos bien.
El camino se introduce por extensos pinares limpios donde se mezclan negrales y piñoneros, y atravesamos la carretera de Medina a Olmedo y la recta vía del AVE. Todavía quedaban abundantes setas e incluso algunos nícalos tardíos. No es difícil desorientarse aquí pero, al fin, salimos a la laguna de la Zarza, que es también prado o dehesa para el vacuno de la localidad. Dependiendo de las lluvias y de la época del año la laguna está más o menos crecida, pero siempre tiene agua. Además, un manantial situado dentro de la pradera provee de agua de manera constante. Además, siempre hay aves: patos, alguna garza, algún aguilucho lagunero, garcetas y, ahora, bandos de grullas evitando los fríos días invernales desnorte de Europa. La verdad es que nunca defrauda esta laguna.
En la localidad de La Zarza conviene detenerse. Vemos un sencillo grupo escultórico dedicado al nícalo y visitamos su museo etnográfico, repleto de enseres y aperos que se han utilizado en estos pueblos de Castilla hasta prácticamente ayer. Y de nuevo a rodar entre pinares y tierras de labor hasta llegar a un pueblo pequeño y casi perdido con nombre de persona: Ramiro.
Al principio, el camino que nos lleva hasta Moraleja de las Panaderas está despejado y aprovechamos sus abundantes ondulaciones para contemplar el paisaje luminoso y amplio de esta tierra. Luego, se introduce otra vez entre pinares hasta que, casi de repente, descubrimos otro pueblo pequeño y perdido, Moraleja. De aquí a Pozal de Gallinas por pinares y de Pozal a Pozaldez y Villalba, amplias y aireadas tierras que nos hacen creer que estamos incluso estrenando un paisaje que tiene miles de años a sus espaldas.
Y aquí teneis el trak de la ruta y más fotos, de Miguel Ángel.
Estoy pasando las fotos del pino de los Llanillos, hoy encontrado a Wikiloc (http://es.wikiloc.com/wikiloc/imgServer.do?id=1792629) y recien me encuentro en el correo esta nueva entrada, como siempre sobresaliente y ¡que bonita la ruta! a un mes de la navidad…ya pasada, el tiempo corre más que nuestras bicis.
Un abrazo.
…nunca es tarde…
Hola, recuerdo de La Zarza, una granja de Ocas que vi de paso para el pueblo, a los pocos de del gran incendio que dejó elpueblo arrasado
Megustaria que si algun compañero del curso 1944-1945 me mandara un correo