El viejo ferrocarril Segovia – Medina del Campo

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Hace unas semanas recorrimos parte del trazado del ferrocarril que enlazaba Medina de Rioseco y la localidad leonesa de Palanquinos. Ahora, vamos a rodar por otra de las vías abandonadas que cruzaban nuestra provincia: el ferrocarril que comunicaba Segovia con Medina del Campo. Y, en concreto, desde Olmedo llegaremos hasta la antiquísima Coca. Manos a la obra.

 Tomamos la dirección hacia la estación de ferrocarril que pensábamos abandonada, pero cual fue nuestra sorpresa cuando vimos que está enterita y de una pieza. Es más, parece que se sigue utilizando aunque sea para otros fines. De la chimenea sale humo y los jardines de la entrada así como los árboles que dan sombra a los andenes están cuidados, sus alcorques cavados y los rosales podados. Todo como si el tren todavía realizara el trayecto y los pasajeros esperasen pacientemente en la estación.

antiguo firmeAvanzamos por el camino que va paralelo a la antigua línea férrea ya que la maleza lo ha invadido todo. Y no quedan ni los viejos raíles. Como es invierno, los galgueros han aprovechado la buena mañana para probar suerte con sus canes, aunque después de las últimas lluvias el terreno está pesado para que los galgos les muestren su destreza tras la rabona. Pero si el campo estaba embarrado para los perros, también para nosotros. De un camino arenoso pasamos a otro arcilloso donde empieza a acumularse barro en nuestras ruedas y nos impide el avance, así que tenemos que poner pie en tierra para poder mover las bicis. Nuestros pies quedan en la misma situación que las ruedas, así que cada poco tenemos que parar a quitar el barro que nos deja atorados. Mal empezamos.

Ante lo imposible de estos caminos, decidimos seguir los nuevos caminos de servicio que han realizado junto a la nueva vía del AVE, que sigue un trayecto paralelo al del antiguo ferrocarril.

Pinar La llanura parece infinita: al norte delimitada por los últimos páramos calcáreos de la provincia y al sur, lejos pero que da la impresión de tocarse con la punta de los dedos dada la claridad del día, aparece las estribaciones del Guadarrama con sus cumbres nevadas. Y nuestro punto de partida queda bien señalado en lo horizonte con el incesante humo que sale de la cercana fábrica de azúcar.

Con estas llegamos a Ciruelos de Coca. Vemos que la estación se mantiene intacta y queda claro el nombre de la antigua propietaria de la vía, la Compañía de Caminos de Hierro del Norte de España, pues letras bien grandes aparecen coronando el tejado del edificio. Allí intentamos de nuevo seguir el antiguo trazado entre tierra y balasto, pero el barro vuelve a hacer acto de aparición, así que decidimos seguir la poco transitada carretera que nos lleva a Coca. Antes nos desviamos para conocer la estación de esta localidad, más moderna que las anteriores aunque en un lamentable estado de abandono.

Ciruelos

Seguimos nuestro camino hasta el tajo del río Voltoya, salvado mediante un puente de hierro que decidimos cruzar. Abajo quedan los restos del antiguo molino de el Batán y a nuestro lado nos acompaña el nuevo viaducto del AVE. En este lugar se produjo un accidente en abril de 1940 cuando el tren arrolló a varios trabajadores que estaban reparando el puente, falleciendo dos, seis heridos y el resto pudo salvar la vida al tirarse al río desde 20 metros de altura.

puente Damos una vuelta por la vieja Cauca vaccea acercándonos hasta la antigua torre románica del XII de la iglesia de San Nicolás que luce bien visible desde la distancia. Desde allí se contemplan las riberas del Voltoya y del Eresma. Al lado sale nuestro camino hacia el afluente, no tiene pérdida pues sólo hay que seguir las flechas amarillas del Camino de Santiago de Madrid. Nada más cruzarlo comienza el mar verde de pinos que acompañarán al Eresma hasta casi su confluencia con el Adaja, entre Matapozuelos y Valdestillas. Sus húmedos caminos arenosos facilitan nuestro avance, parándonos a contemplar el sangrado de los negrales, que han vuelto a trabajarse para la extracción de la resina.

Salimos otra vez al llano dejando atrás los pinares para cruzar Villeguillo tomando dirección hacia Llano de Olmedo que no hace honor a su nombre, ya que está emplazado en un pequeño promontorio. Antes de llegar nos paramos ante los bodones, los dos más cercanos al pueblo con abundante agua y fauna. Nos llama la atención la decoración a base de muérdago de la puerta de la iglesia de San Pedro, siguiendo la antigua tradición celta de utilizar esta planta parásita de algunos árboles, entre ellos el pino, como protectora del hogar, ahuyentando los malos espíritus. Su nombre científico es el Viscum album, que hace referencia a la viscosidad pegajosa de sus bayas, que se utilizaba antiguamente para atrapar pájaros mediante una pasta pegajosa que se conocía como liga.

carcava chica

Nada más entrar en Aguasal nos encontramos con la Cárcava Grande, bodón muy cuidado que hace un siglo llamaban gansería, debido a la dedicación que daban a esta laguna. Ahora está ocupada por sus primos pequeños, patos y fochas. Al otro extremo de este pequeño pueblo, aparece la Cárcava Chica, también habitada por anátidas. Vemos cerca Olmedo al que llegamos en un suspiro. Nuestra ruta ha terminado casi al punto de meterse el sol, no en balde es el día más corto del año.

muérdago

Autor: piscatorem

Los autores de este blog somos Federico Sanz (textos, fotos) y Óscar Domínguez (mapas, documentación). Tenemos escritos 7 libros de viajes y rutas, y un montón de artículos en diferentes revistas. Además, seguimos saliendo en bici todas las semanas. Si quieres, estas invitad@.

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