Es primavera en los campos de Villalar

Y en otros muchos de la Provincia, aunque por poco tiempo, dado los actuales pronósticos que auguran frío y lluvias. Pero lo cierto es que el viernes pasado ya hacía calor en nuestros campos: tuvimos que vadear algunos encharcamientos y lagunas con la bici de la mano y el agua estaba incluso agradable, aparte de que calcetines y botas puestos al sol se secaron enseguida. Por supuesto, fue el primer día del año en el que rodamos en manga corta (y pernera ídem). En el aire reinaba una calima procedente del desierto del Sahara que pintaba el cielo de gris.

Salimos de Torrecilla de la Abadesa para tomar el canal de Tordesillas, convertido en un almacén de leña y otros restos. Antes de subir a Torreduero pudimos comprobar que algunas fresnedas habían sido aclaradas y en ellas, ya limpias, pastaba ganado caballar.

Después, atravesamos el pinar de Torreduero, que cuenta con algunos excelentes ejemplares de alcornoque para salir a las llanuras de Villalar, todavía con abundantes lagunas y tierras anegadas, efecto de las pasadas lluvias. Junto al pinar ya vimos una laguna salida de madre, cuyas aguas habían cruzado al otro lado del camino. En el páramo de Castellar las zanjas de drenaje no habían dado abasto y las tierras estaban inundadas. Después de cruzar la carretera y la autovía de Zamora hacia el norte, en la zona del Carretero, había aun grandes lagunas de temporada. Finalmente, en una de ellas –con numerosas garzas blancas y cigüeñas- no pudimos rodar más y hubimos de echar pie a tierra.

El molino Nuevo

A continuación, nos llegamos hasta el río Hornija, que venía fuerte, tan fuerte que no nos atrevimos a atravesarlo, pues a simple vista parecía que nos cubriría hasta más arriba de la cintura. Mejor dejarlo para otro día. Pero nos acercamos a las ruinas del molino Nuevo, que enseñaba los restos de la balsa, cárcavas y almacén; estaba adornado de varios perales en flor y una gran pradera verde.

Un alcornoque

En Pedrosa del Rey descansamos y nos quedamos con las ganas de subir al alto del Mayo, que también dejamos para otro día. Tras visitar la fuente y la ermita de la Virgen de Gracia, por diferentes caminos y coladas llegamos a Villalar. Y de ahí a Torrecilla.

Unas tierras con agua y otras hechas un aparente desierto

Los caminos estaban muy bien, firme perfecto y sin barro. Se rodaba estupendamente tras los barros de los últimos meses. La verdad es que cuando rodamos por las lagunas ya nos habíamos salido del camino.

Autor: piscatorem

Los autores de este blog somos Federico Sanz (textos, fotos) y Óscar Domínguez (mapas, documentación). Tenemos escritos 7 libros de viajes y rutas, y un montón de artículos en diferentes revistas. Además, seguimos saliendo en bici todas las semanas. Si quieres, estas invitad@.

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