[Como quien ve el agua pasar, vi pasar a Pedro.
Le vi, le veo;
está junto a mi entre los olmos del Pisuerga]
Y, así, pasa ante mis ojos:
el sayal, como la hoja enroscada del olmo, a la deriva;
la que en sus ramas estuvo y cayó, como él, de su tiempo, la hoja del olmo.
Pero su espacio es este; acercaos; y sigue aquí;
si apretamos el corazón mejor le sentimos;
si profundizamos más el alma mejor le vemos;
sobre el agua la hoja seca del olmo, de encendido color, es ahora su sayal,
la hoja seca, encendida del olmo.
Pedro, dulcemente, delicadamente, verdaderamente, está, pasa.
Por eso estoy a la orilla del Santo al estar a la orilla de este río,
del Santo que es vida, como el agua, a quien veo como veo al agua,
que como otro Duero pasa,
otro Duero orillado del cielo.
Pedro es el fraile que no se hacía notar. Se le conocía por su silencio continuo, porque se retiraba a rezar y pasaba desapercibido en su comunidad. Es un contraste para nuestra época en la que no se dan las circunstancias vitales que nos permiten retirarnos y tomar distancia pues salir del tiempo impetuoso de la vida nos permite convertirnos en observadores, facilita la contemplación... La vida actual no invita a pensar y menos aun a rezar y contemplar, podríamos decir a continuación. Y por eso tal vez, Pedro llegó tan lejos. Pasaba de un convento a otro -del Abrojo a la Aguilera- sin moverse. O estaba en los dos a la vez. O caminaba sobre las aguas del Duero. O detenía un toro embravecido con solo mirarlo.
Pedro, sin pretenderlo, llegó a evangelizar América, especialmente México: los franciscanos españoles, renovados por la fuerza interior de los Pedros de Villacreces y Regalado, pudieron llevar la fe y la cultura española a aquellas tierras… ¡Paradojas de la contemplación!
Pedro es el santo de la Esgueva, junto a la que nació, y del Duero, que unía los dos conventos donde vivió. Y de los toros y toreros. Y de Valladolid, Laguna y la Aguilera, y lo celebramos el 13 de mayo. Pedro, como Francisco, amaba la naturaleza y todo lo que de ella brotaba.
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La cursiva es del filósofo alemán Peter Sloterdijk (El País, 4.5.19). La poesía, de la Vida de Pedro Regalado, sueño de Paco Pino. Es una pena que ya no queden olmos ni en el Duero ni en el Pisuerga. El siglo XX ha quitado a Pedro su sayal. Esperemos no quitarle la vida, o sea, el agua pues, como expresa Pino, quien ve pasar el agua ve pasar a Pedro…