Nuestra provincia, de extensos pinares en la zona sur, cuenta con numerosos y grandes ejemplares de pino piñonero. Ahí están el pino de la Tableta en Aguasal, el de la Virgen en la ermita de Sacedón, muy cerca del anterior, el pino de los Llanillos en La Parrilla o el pino Macareno el Peñafiel.
Y el pino de Carranza o de la Tía Hilaria entre Portillo y Aldeamayor, del cual ya hemos hablado pero que no habíamos situado en el mapa.A él podemos llegar desde Aldeamayor por el camino del Manadero o por el de San Lorenzo, que nos introducen en el pinar donde se vive nuestro pino.
No hay dos pinares iguales, y este también tiene sus peculiaridades. De entrada, aquí los pinos tienen asegurada agua y humedad en toda época del año, pues clavan sus raíces en el humedal de Aldeamayor, que forma parte del acuífero de los Arenales. Por eso, además de pinos, veremos algunos chopos y bastantes franjas de terreno de cultivo que se abastecen de pozos y otras perforaciones para regar. Antes incluso corrían arroyos por el pinar. Pero claro, de estos sólo quedan los nombres: de Bucianco, o del Pueblo con su soto de Villaverde, que antaño era una auténtica e inextricable selva.
Además, con perforaciones realizadas aquí se abastece de agua potable Aldeamayor. Vemos los depósitos de agua. A ellos nos lleva precisamente el camino del Manadero.
No lejos del pino, hacia el Sur, vemos los restos del corral Viejo, conocidos también como corrales del Comeso, donde antiguamente se encerraban los toros para los festejos de Portillo. Desde aquí, a través del raso y guiados por jinetes con sus garrochas, eran conducidos a la fiesta en la localidad. Hoy no son más que ruinas de piedra y barro inundadas no por el agua sino por la maleza. Pero como todas las cosas, ellos también nos cuentan a su manera la historia de Aldeamayor y del raso de Portillo: toda esta zona fue ganadera y pastoril. No sólo en Boecillo, también en Aldeamayor, hubo antaño importantes ganaderías de reses bravas. Todavía está viva la leyenda de la Cruz del Toro, cruz que visitamos junto a la carretera de Segovia, luego destruida para construir (?) la autovía y hoy felizmente recuperada en la localidad; la Virgen de Compasco, que tenía su rebaño de ovejas. Incluso Aldeamayor, antes de poseer su propio ayuntamiento, era una aldea donde vivían pastrores del término de Portillo. Por no hablar de las innumerables cañadas que cruzaban el término.
Por lo demás, merece la pena dar un paseo por este inmenso pinar que se extiene hasta Portillo, Montemayor y La Parrilla. Abundan los piñoneros de buen porte, como este de la Tía Hilaria, los negrales con sus heridas realizas -y ya cicatrizadas- para extraerles la resina, algunos chopos, rosales silvestres, escobas y retamas, y abundantes plantas aromáticas como el tomillo o el cantueso. Incluso, por zonas, vemos también juncales y otras plantas propias de zonas húmedas. Señal inequívoca de la proximidad del agua .
Eso sí, ¡ojo con la arena! sobre todo en verano, yendo en bici, podemos dejar clavadas las ruedas en mitad del camino.
Estos pinos son sin duda interesantes, ademas de ellos tenemos en el Pinar de Antequera uno de los pinos mas enormes de la provincia, se trata del Pino Laguia, creo que es el nombre por el que se lo conoce aunque nunca lo he visto escrito, esta pegado a la tapia del cuartel de caballería con la copa casi en el interior, me tengo que acercar a medir su cuerda.